Diversos escritos, recopilaciones, curiosidades, cuya autoría no es Jesús Mª Martín Atienza
Esta carta la escribió Rolando en 1952 a su primera mujer, Pilar. Faltarían todavía 20 años más para que empezara sus primeros estudios de los que, 10 años más tarde, llamaría Biodanza. Pero en 1952, ya imaginaba y ponía palabras a algo que bullía en su genial cabeza...
“Mi adorada Pilarcita:
Por momentos salgo al patio a buscarte, a pensar en ti. Tendido sobre la paja, espero noticias. Hoy miré las nubes errantes, me dejaron una sensación de alegría, de vida serena y luminosa.
Aquí la escuela está muy solitaria. El próximo lunes llegarán los niños.
He pensado en una ciencia rítmica que ordene musicalmente los movimientos naturales del cuerpo y sobre todo los “actos”, de modo que bajo formas nobles y espirituales distribuya el tiempo, la intensidad y la fuerza. Algo así como provocar la musicalidad del ser. (Aquí está Biodanza!!!)
¿Qué te parece? ¿Te gusta? ¡Oh, mi consejera, mi amor, todo esto no tiene sentido sino cuando puedo expresarlo y discutirlo contigo!
He pensado hacer revivir en la infancia los grandes mitos aéreos, atmosféricos, que yacen dormidos en el fondo ancestral de cada ser. Despertar en el inconsciente “la nube que pasa”, “los aerolitos”, “la estrella de la mañana”, “el hombre de fuego”. Dar así origen a los dibujos iluminados.
He mirado mi rostro, como quien observa un camino. Al final, he descubierto la alegría de amarte y de ser amado terriblemente. No son los años, ni el trabajo, ni mi conducta, sino mi amor, lo que ha lucido como a través de la piedra, en mi cara. Pronto estaré a tu lado, amor mío, te besaré y abrazaré hasta que te fatigues con tanta ternura.”
Rolando Calle Larga, Los Andes (Chile), 1952.