Escritos de Biodanza en León


En esta sección se expone la monografía "El Arte de Abandonarte", un tratado inspirado en los trabajos de Reich, sobre la coraza caracterológica que construye nuestra personalidad, y su posible disolución a través de Biodanza, buscando que aflore la identidad. 

Así mismo, diversos artículos, observaciones, escritos, reflexiones dentro de un contexto Biodanza sobre diversos temas. 

Todos los escritos tiene como autor a Jesús Mª Martín Atienza.


El Arte de Abandonarte

"El arte de abandonarte", es el trabajo de titulación requerido para facilitar Biodanza realizado por Jesús Mª Martín Atienza.

Desde esta página se puede descargar para su lectura.

 

En junio 2021 fue editado en formato libro (no están a la venta), que se ofrecen desinteresadamente a personas con inquietud de conocer y saber de este nuevo aporte teórico al universo Biodanza.

Prólogo de Maite Bernardelle.

 

 

"Ya desde el prólogo, el relato de Jesús Martín es absolutamente conmovedor ahondando con poesía y profundidad en su propia biografía, acercándose al lector desde su humanidad y experiencia vivencial.   

Con brillante agudeza y conocimiento, Jesús va hilando esta red entre diferentes autores y abordajes variados del apasionante tema de la disolución de la coraza caracterológica, que no deja de lado los fundamentos científicos del sistema Biodanza SRT y el leal reconocimiento al genio de su creador. 

Un impecable trabajo de investigación que viene a enriquecer el material de consulta de los facilitadores y una magnífica aportación al movimiento Biodanza.    

 

¡Muchas Felicitaciónes!" 

El arte de abandonarte; monografía de Jesús María Martín Atienza

Un tratado donde se reflexiona sobre las corazas caracterológicas que se adueñan de nuestra psique y nuestro cuerpo; como se adquieren, consecuencias de llevarlas y como la biodanza posibilita su disolución acercándonos así a un estar en la vida más liviano.

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Para su mejor manejo, se detalla aquí el índice: 

 1. Prefacio

2. Prólogo

3. Agradecimientos 

4. ¿Por qué “El Abandono”? 

5. Cómo vivimos respecto a las corazas

5.1. Sistema nervioso autónomo 

5.1.1. Sistema nervioso simpático

5.1.2. Sistema nervioso parasimpático

5.1.3. La relación entre los dos sistemas 

5.2. Los anillos de tensión de Reich 

5.3. Creación de la coraza caracterológica

5.3.1. En el plano físico 

5.3.2. En el plano existencial 

5.4. Lo natural y lo antinatural 

5.4.1. La importancia de las primeras percepciones 

5.4.2. El muro de la coraza 

5.4.3. Reconciliación con el pasado 

5.4.4. Volver a lo natural 

5.4.5. Sin necesidad de lucha 

6. Biodanza y el abandono 

6.1. Qué hace Biodanza 

6.1.1.  Integración humana 

6.1.2. Renovación orgánica

6.1.3. Reaprendizaje de las funciones originarias de la vida

6.1.4. Reeducación afectiva 

6.2. Pérdida de conexión con la vida 

6.2.1. Herramientas de conexión 

6.3. Biodanza y el abandono

6.3.1. Modelo teórico 

6.3.2. Disolución a partir de los segmentos 

6.3.3. Extensiones para la disolución

6.4. Desarmar la estructura 

6.4.1. El camino de la disolución 

6.5. La disolución en un encuentro 

7. Necesidad del abandono 

7.1. Abrir y cerrar. Estrategia biocéntrica 

7.1.1. Abandonarse es nutrirse

7.2. Un nuevo estar en la vida   

7.2.1. La importancia de las protovivencias

7.2.2. Salir de la zona de confort 

7.2.3. Un poco de conciencia       

7.2.4. Feedback con la realidad 

7.3. Abandono físico y existencial

7.4. El abandono en el movimiento 

7.5. Freud, Reich y Rolando Toro.

8. El abandono es un arte 

8.1. Predisposición

8.2. El abordaje de la disolución 

8.3. Disolución de la coraza caracterológica

8.4. Ejercicios que conducen al abandono

8.4.1. Trance y regresión, expansión de conciencia

8.4.2. Otros ejercicios que conducen al abandono

9. Efectos del abandono 

9.1. Efectos físicos 

9.2. Efectos existenciales

9.2.1  Una vida más esencial 

10. Reflexiones finales 

11. Bibliografía 

12. Páginas Webs

13. Palabras clave 

14. Páginas web de las ilustraciones 


El jardín de Epicuro y Biodanza

Un interesante artículo donde Jesús Martín hace una analogía entre Biodanza y la filosofía hedonista.

 

Entre Rolando Toro y Epicuro de Samos. 

Hay, de cuando en cuando, personas que marcan un antes y un después en las vidas de muchas generaciones. Personas que no aparecen en las enciclopedias todo lo que deberían, pero que han dejado un saber, un aporte maravilloso para generaciones venideras. Dos de estos hombres fueron Epicuro de Samos y Rolando Toro. Aunque a ambos les separen 2.265 años, el legado que han dejado resuena y resonará siempre en la humanidad como “un camino acertado”. Tocados con la varita mágica de no sabemos bien qué clase de Dios, estos hombres hablaron de placer, de felicidad, de una vida plena de sentido, y nos dieron las pautas para encontrarla.

Epicuro de Samos fue un filósofo de la antigua Grecia, que nació en el 341 a.d.c. y murió en 270 a.d.c. Epicuro fue, un incansable buscador de “otra manera de vivir”; fue un hombre observador, con gran intuición de relacionar y conectar las observaciones que veía y sentía en la vida de la antigua Grecia. La misma existencia tenía para él una grandiosidad que le generaba fascinación y pavor a partes iguales. Rolando Toro, ante los halagos que le llegaban por el desarrollo de la disciplina “Biodanza”, afirmaba: “Yo no descubrí Biodanza, la Biodanza me descubrió a mí. No inventé nada, lo único que hice fue conectar y relacionar lo que ya existía….

Diógenes, en un escrito, cuenta que Epicuro desde joven, demostró ser un discípulo “descarado”, “malcriado” e “indisciplinado”. Mostraba Epicuro un gran disgusto porque sus profesores no le explicaban convincentemente los fundamentos de la filosofía. Curiosamente, Rolando Toro, de niño tampoco fue un alumno brillante. Su maestra, en el colegio, llegó a decir a su madre que “ese niño era un burro, que no tenía futuro, y lo mejor es que se pusiera a trabajar”. Y también le costó encontrar su verdadera vocación. Antes de estudiar para educador, pasó 3 años estudiando medicina.

Epicuro vivió muy intensamente el miedo que se pudiera nublar su pensamiento y su existencia, una continua aprensión a nublar la luz de su imaginación. De sus reflexiones de vida surgían miedos sobre el tiempo, sobre el hombre, sobre la vida misma, y para librarse de esos miedos creó una escuela de filosofía en Atenas. Asociada a la felicidad y al gozo.

 

Rolando Toro desatacó por su preocupación ante la pérdida de la grandeza de la vida. Sus miedos y frustraciones era ver a los seres humanos sin desarrollar toda la plenitud de vida que tenían (y tenemos dentro). Los miedos de Epicuro, en Rolando, fue ver a aquellos enfermos en el hospital psiquiátrico despojados de todo, de ropa, de dignidad, de risa, de amor, incluso de la posibilidad de relacionarse. Si Epicuro creó una escuela de filosofía, Rolando creó un sistema de integración humana, la Biodanza.

 

El Jardín de Epicuro y Biodanza.

 

Así llamó Epicuro a su escuela, “El Jardín de Epicuro”, porque realmente no era una escuela como podríamos imaginar. Ni siquiera era un jardín, era más bien un huerto donde sus discípulos tenían una relación directa con la tierra. Epicuro los ofrecía sembrar, regar, cuidar las plantas, recoger los frutos…y en estas labores, colocar amor, cuidado, paciencia, lentitud, cariño…  No era un centro de enseñanza como podría ser una escuela con “alumnos y maestros”.

Epicuro no quería eso.

Rolando Toro, principalmente fue un educador, (maestro), y desde muy joven sintió que había que cambiar las formas educativas. En sus años de maestro, educó a los niños de forma diferente, al igual que Epicuro, no confiaba en los aprendizajes puramente cognitivos, había que dar protagonismo al cuerpo, a la vivencia, al sentir y al hacer. Los discípulos de Epicuro cultivaban el huerto; los niños de Rolando aprendían en el campo, en el establo, en la granja, en la playa, en las montañas… aportando aspectos que estaban ausentes en la educación tradicional.

 

El Jardín de Epicuro fue trasgresor en su época. Lo frecuentaban hombres respetables, pero también estaba abierto a mujeres e incluso esclavos, toda una novedad en la época que le supuso a Epicuro más de un enemigo. Era un escándalo en la época. Biodanza es también transgresora, en el sentido que a medida que te dejas llevar por la vida tal como es, limpia, galopante, fresca y pulsante, te cuestionas normas, posturas, actitudes y conductas que siempre dimos por buenas. Y esto, no todo el mundo lo entiende. Rolando tuvo también que enfrentarse a los mismos escándalos que Epicuro cuando defendía en congresos y conferencias el contacto físico entre el terapeuta y el paciente, o cuando propuso la caricia como algo necesario y vital entre las personas. 

 

Contextos históricos.

 

Ambos personajes vivieron momentos políticos tumultuosos, que de alguna manera condicionaron su trayectoria. En ambos casos se preveían tiempos difíciles donde se presentía un cambio de rumbo.

Epicuro vivió en la época de la muerte de Alejandro Magno, contemporáneo a Diógenes y Aristóteles. Vivió las guerras del Peloponeso y la derrota de Marco Aurelio, uno de los pocos hombres en la historia que supieron conjugar el poder con la sabiduría.

En esos años, Atenas es víctima de la miseria política y económica. “Sangre, terror y pillaje”, cuentan las crónicas. Epicuro entendió de pleno el significado de la desgracia, e impulsado por esos sentimientos, creó el Jardín, como una forma contraria de entender la vida, una vida hedonista, basada en el placer y en las placenteras relaciones humanas.

 

Rolando Toro se forja como ser humano en la primera mitad del siglo XX. Los 50 años más cruentos, violentos y mortíferos que haya conocido jamás la humanidad. 60 millones de muertos en una sola guerra que ocurrió mientras él meditaba sobre el mundo y qué dirección debería tomar. Y algo más tarde, en los años 60, se dio algo parecido al “renacimiento” tras la edad media; la revolución social e intelectual en occidente, nuevas propuestas, nuevas formas de entender la vida, el movimiento Hippie, el ecologismo, el pacifismo. No es de extrañar que Biodanza se creara también en aquella época.

 

Creo que los hombres no vivimos buenos o malos tiempos. Epicuro y Rolando así me lo dan a entender. Cualquier tiempo es propicio si la persona es capaz de amoldarse, si es capaz de crecer en ese tiempo que le tocó vivir. No corresponde al hombre juzgar su momento en la existencia, pero sí le corresponde aplacar todo aquello que le azota la piel, y fomentar las condiciones para que la vida le acaricie.

Las formas de enseñanza.

 

Epicuro y Platón fueron prácticamente contemporáneos, (A los 6 años de morir Platón, nació Epicuro). Y curiosamente, la “Academia de Atenas” (o escuela de Platón) y el Jardín de Epicuro estaban muy cerca físicamente, a las afueras de Atenas, camino de El Pireo.         Sin embargo, las enseñanzas eran radicalmente distintas.

Para comprender la diferencia, bastaba con leer las inscripciones grabadas en piedra que había en los pórticos de ambos recintos, en la escuela platónica ponía:

 

“Aquí no entra nadie que no sepa geometría”

 

Y así era, en la escuela de Platón se ensañaba básicamente matemáticas, y en menor medida astronomía, medicina y retórica (el arte de hablar o escribir de forma elegante).

Epicuro, sin embargo, sentía rechazo a esa forma de enseñanzas, y el Jardín era más un lugar de encuentro, de charla y de celebración, que un lugar de estudio científico. No era un centro de transmisión de datos objetivos, sino un aprendizaje de un modo de vida basado en la felicidad. Y la inscripción de la entrada lo dejaba bien claro:

 

“Extranjero, aquí estarás bien. El placer es el fin supremo”.

 

Así, cada clase de Biodanza, yo siento estar en el jardín de Epicuro. ¿Qué hacían en el Jardín? Encontrarse, charlar y celebrarse. ¿Y qué hacemos en Biodanza…? Rolando Toro decía: “Las personas tienen que aprender a comunicarse, a abrazarse, a mirarse a los ojos, a hacer rondas, a celebrar. Tienen que aprender eso antes que el presente de subjuntivo, o la fecha de Napoleón o las tablas de multiplicar. […] Hay que transformar mecanismos: psíquicos, creencias, aptitudes y valores.”

Me resulta sorprendente las coincidencias que se dan entre El Jardín de Epicuro y Biodanza sobre sus propuestas de enseñanza. Ambos proponen la realización de una vida feliz, integrada, plena de sentido, mediante la administración inteligente de placeres y dolores; y sobre todo mediante vínculos de amistad entre sus discípulos; vínculos de autenticidad, sinceros y esenciales. 

Para este objetivo, Epicuro y Rolando partieron de dos bases con sorprendentes similitudes: Crear un estado de ánimo o talante ante la vida que fomente la salud, (la renovación orgánica como uno de los efectos de la vivencia); y combatir las ideas que fomenten el miedo y el sufrimiento. (Proyecto Minotauro de Ronaldo).

 

Epicuro se distancia claramente de lo que Rolando llamó el “Cuadrante griego”, como una de las 4 grandes referencias sociales que modularon la sociedad actual. Representada por Platón, la cultura griega propone construir el mundo a partir de la mente, con la consiguiente separación de mente, cuerpo y alma. Ahora sabemos, gracias a Rolando Toro y confirmados por la ciencia, que el sistema inmunológico tiene memoria, “mente” propia, sabemos que los procesos inmunológicos de “pensar la vida”, tienen una inteligencia propia. Epicuro, de alguna manera, ya presentía este concepto.

Vale la pena, por último, rescatar la visión que ambos tenían respecto a la inevitable muerte. Reflexionando sobre ella, Epicuro decía: “El más terrible de los males, la muerte; no es nada para nosotros. Pues cuando nosotros existimos, la muerte no existe. Y cuando la muerte existe, nosotros no existimos.”

 

Y preguntado sobre el tema a Rolando, contesta: “Cuando uno ha vivido plenamente el amor, la vitalidad, la naturaleza… no tiene miedo a la muerte. Los jóvenes casi siempre tienen miedo a la muerte, y es comprensible porque no han vivido. Pero si tú has vivido intenso y maravilloso…. ¡¡Ya no quieres más!!”

 

Epicuro fundó una escuela donde trabajaba junto con sus seguidores en su jardín, socorriendo almas tan desconsoladas como la suya. Y de esa cantera surgieron seguidores que expandieron su doctrina hedonista hasta nuestros días. Rolando creó un sistema, y escuelas para enseñar a sus discípulos a propagar Biodanza por todo el mundo. En su segunda generación, Biodanza ya se practica en los 5 continentes propagando un mensaje diferente, una nueva forma de vivir basada en la afectividad.

 

Epicuro de Samos y Rolando Toro, dos genios que probablemente habrían hecho muy buenas migas.


Logotipo Biodanza SRT

Este es el logotipo de la Biodanza, la Biodanza originaria, genuina, verdadera. Es una garza levantando vuelo.

Enamorado de este sistema, siempre me pregunté el porqué… qué significa, que simbolismo, porqué su creador eligió este animal y esta posición para “definir” en una imagen lo que es Biodanza… creo haberlo “descubierto/deducido”….

 

El principal objetivo de Biodanza es construir, en quien la practica, una “mejor persona”, capaz de vivir plenamente la vida con toda su intensidad, y que esa persona sienta su capacidad de seguir su propio camino.

 

La garza levanta el vuelo para emprender su propio camino, para liberarse patrones convencionales, de estilos de vida poco nutritivos, o condicionantes del pensamiento…. nosotros también tenemos un impulso migratorio, viviendo en intensidad, podemos elegir las rutas de nuestro vuelo existencial, buscar horizontes donde la plenitud sea perenne como el viento y las nubes.

 

Pero, antes de encontrar este camino, antes de levantar nuestro propio vuelo, la garza asienta sus patas en el barro, el humus, la tierra orgánica de la que surge la vida. Nosotros, antes de elegir con plenitud nuestro camino y levantar el vuelo, hemos de pisar firmemente la tierra, el lugar donde todas las posibilidades se dan. Recuperar los instintos, rescatar nuestra “animalidad”, y desde ahí, desplegar las alas para buscar nuevos horizontes existenciales.

 

El movimiento de esta garza nos invita a un cambio en la forma en que vivimos; si estamos anclados en el barro, presos de nuestro pasado y cerrados a la brisa de la vida, podemos abrir las alas y elevarnos de nuestra posición de miseria o de mediocridad. Cuanto más alto queramos llegar, más hemos de hundir nuestras raíces en el humus de la vida. La espiritualidad, la transcendencia; parte del instinto.

 

Así, Biodanza es un aprendizaje del vuelo existencial. Nadie aprende a volar de forma inmediata, hay que gatear… caminar… correr… saltar y volar. En nuestras vidas, esos pasos se ven aún más torpedeados por las circunstancias de vida, actitudes y comentarios de las personas que a nuestro alrededor no saben amar… La garza, con las patas en el humus y abriendo las alas, representa el viaje que propone Biodanza, del instinto a la expansión de conciencia, de la vitalidad a la transcendencia.

Este es el logo de Biodanza, y en él, el sentido, el resumen y el último objetivo de esta maravillosa y profunda disciplina: Alcanzar la plenitud del vuelo existencial. Crear tu propio infinito y volar tu propio cielo.

Biodanza, en León.

 


Los cinco caballos

Antes del nacimiento, nuestro organismo se prepara para la vida con tres grandes sistemas que harán posible ver, sentir y actuar en el mundo que nos está esperando: Sistemas endocrino, inmunológico y nervioso.                                       

Esto viene de la epigenética de la especie. Nos vamos creando acorde a los estímulos que tengamos. Carreras de fondo. Antepasados, caza. Los mejores cazadores dejaron sus genes. La epigenética sigue actuando, ¿Cómo seremos dentro de 1000 o 2000 años?

Y entonces, nacemos....                                                       

Nuestro PG empieza a germinar, a crecer, como una semilla; tengo una vida por vivir, una secuencia de historias, de hechos, un camino por recorrer ante mí, que se llama Ontogénesis, que son todas las experiencias que voy a ir teniendo y que tengo durante mi vida. Para cada carroza, para cada persona, Ontogénesis será diferente… se presenta de una manera única para cada uno de nosotros… es la evolución de un individuo.

Y para ayudarnos a crecer, para ayudarnos a vivir hacia adelante, cada persona va a utilizar 5 fuerzas que la va a hacer avanzar.     

  Estas 5 fuerzas, me gusta pensar que son como 5 caballos que tiran de nuestra existencia. Nuestra vida va avanzando con la fuerza de estas 5 formas de expresión.

                                                                                                        

Para expresarse nuestra vida, la primera línea de expresión es aquella que llamamos VITALIDAD, Vitalidad es un caballo hermoso, lleno de fuerza, lleno de vida, con ganas de galopar, de avanzar, de correr, de sentir el viento en la cara… es un caballo que le gusta dormir, que le gusta comer… que le gusta descansar después de galopar, que le gusta sentir claramente ese contraste entre actividad y descanso.

El segundo caballo que va a acompañar a Vitalidad, es un caballo que se llama SEXUALIDAD, este caballo es un caballo muy bonito… muy coqueto…. Se arregla la cara, le gusta estar agradable para los demás… le gusta seducir, le gusta ser seducido, y todo lo que hace en la vida, lo hace por placer, es la única manera de lograr que sexualidad avance, el placer; si no, se queda donde está.

El tercer caballo, es un caballo único…, de echo se llama CREATIVIDAD. Creatividad es loco, es completamente imprevisible!! , y tiene unas ideas, que a veces los otros caballos no lo entienden, no lo comprenden, pero le necesitan para sortear ciertos obstáculos de la vida. Él sabe que es diferente a los demás, y así es como le gusta ser… es aquel que siempre quiere ir por un camino diferente, y probar cosas nuevas… es el que trae innovación, visión, sueño…el que resuelve problemas.

El cuarto caballo es AFECTIVIDAD. Afectividad es un caballo que todo el mundo quiere acariciar, es un caballo que le gusta tanto ser acariciado, que cuando uno acaricia a Afectividad, empieza a ronronear. Todos quieren estar cerca de Afectividad. Afectividad logra hacer que los otros 4 caballos trabajen juntos, y que quieran mantenerse agrupados, ya que genera vínculos.

El quinto caballo, no es un caballo, es un Pegaso. Que le gusta volar por los cielos, le gusta poder salir y ver las cosas completamente desde un punto de vista diverso… Se llama TRANSCENDENCIA; y es aquél que cuando están cruzando la noche, les dice a los otros 4 caballos: “¡Chicos, miren las estrellas… miren la luna!”…  no miren tanto el camino, miren mas allá!!!  Y es el que mantienen mirando al horizonte a los otros 4.

Estos 5 caballos juegan juntos, avanzan juntos y tiran de esta carroza existencial… pero esta carroza va a avanzar a la velocidad del caballo más lento. El caballo más lento es aquel que no estamos alimentando correctamente, que no le estamos dando lo que necesita para poder expresarse en la vida.

Y a medida que voy por ese camino que es mi vida, me voy a ir encontrando con personas o cosas que me van a ir diciendo cosas, a veces muy buenas: “Ey!! Tu carroza es hermosa!! Qué rápido y hermoso galopan tus caballos!!!                    

O a veces no tan buenas: “Ey!! Tus caballos huelen mal…” “Estás estropeando el camino”, “Tu caballo molesta a los mios…”.                                                                                  

 

Son los que llamamos ecofactores positivos o negativos, y que ellos también influirán (y mucho) en que mis caballos avancen más rápidos, más seguros de sí mismos, o al revés, que se quieran quedar, o volverse y no querer avanzar. Un 25% de lo que somos, proviene de nuestra genética, pero el otro 75% lo dicta el contexto en el que vives.

Entonces, estos cinco caballos siguen por su camino ontogenético, cada día y cada noche… y a cada día lo vamos a llar “Conciencia intensificada de sí mismo”, y cada noche la vamos a llamara “regresión”, teniendo así una pulsación entre día y noche, entre luz y sombra, entre esos momentos donde el sol brilla, y puedo verlo todo, y sé exactamente donde está todo y cuánto mide todo, y cuánto pesa todo…y ese momento de oscuridad donde las cosas tienen algo de misterio, y las cosas yo no sé exactamente dónde están delimitadas, ni qué son exactamente. Pasan muchos días y muchas noches así, y hacen que yo pueda descubrir cosas entre los momentos luminosos y los momentos misteriosos. (De los dos momentos voy recogiendo información, mucha información).                                                                                     

Son dos polos complementarios que abarcan toda la experiencia humana.

 

Y a medida que yo descubro esos pequeños secretos, me van a ir dando la información para que estos cinco caballos con mi carroza, den saltos evolutivos, trantásicos. Esos saltos son comprender el mundo de una cierta manera, darse cuenta de algo tan evidente para mi, que a partir de ahora mi galopar va a ser diferente para siempre, y nunca más haré las cosas como las hacía antes.

Es mucho más que una toma de conciencia, que sería comprender las cosas intelectualmente, un salto transtásico es también comprender las cosas desde un punto de vista emocional.

Ahora bien, sabiendo todo esto, es interesante darse cuenta que cada uno de nosotros tiene en su vida un “caballo guía” que va guiando su carroza de la existencia por la ontogénseis.

 

Ese caballo guía puede ser Vitalidad si quizás somos personas muy vitales, que nos gusta estar en dinámicas, hacer cosas, descansar…  quizás es Sexualidad si nos damos cuenta que la única manera que tenemos de hacer las cosas es por placer, si nos relacionamos con el mundo de una manera seductora, haciendo que los otros quieran estar en mi presencia… Quizás nuestro caballo guía sea Creatividad, si nos damos cuenta que somos un animal único en la naturaleza, que nadie se nos parece a nosotros, que resolvemos siempre los problemas de una manera diferente y única. Quizás es afectividad, si lo más importante de nuestra vida es entrelazar vínculos, tener amigos, amores… una persona cuya carroza es tirada principalmente por Afectividad, son personas que aprenden rápido, que crean vínculos entre estas informaciones diferentes. Quizás sea Transcendencia nuestro caballo guía. Transcendencia que nos lleva a descubrirnos a nosotros mismos y al mundo en el cual vivimos, que se pregunta muchas cosas, y que le gusta darse cuenta del universo en el que vive.

Sabiendo todo esto, ¿Cuál es tu caballo guía? ¿Cuáles son tus saltos transtásicos? ¿Cuál es esa toma de conciencia que ha cambiado la brújula de tu vida?

Biodanza es un espacio para alimentar a estos cinco caballos. Y el objetivo último de los caballos, de nuestras vidas, de BD, es llegar a vivir una Identidad plena, con todo lo que eso significa.

 

Este es el Modelo Teórico de Biodanza. Es un modelo de hombre cósmico, que se acerca al ser humano en su dimensión biológica, psicológica y cósmica.


Logotipo Biodanza en León

La familia Biodanza en León se nutre y crece en la afectividad, en los vínculos sinceros, en una nueva manera de comunicarse y de relacionarse con los demás...

En cada clase, en cada taller o evento, los participantes salen plenos, felices, contentos, conmovidos e iluminados por ese chorro de vida, que imparable va dulcificando sus vidas...

Grupos regulares, talleres, seminarios, conferencias, retiros... toda esta nutritiva actividad pedía a gritos una imagen, un logo, un diseño que identificara el quehacer que Biodanza SRT está desarrollando en León.

Presento aquí, para toda la comunidad de Biodanza de España y del mundo, el logo que de aquí en adelante identificará el imparable y amoroso quehacer de la familia de Biodanza SRT en León...

Todos los detalles del porqué de cada detalle...

 

La flor es símbolo de la belleza, de la fragilidad que a veces confundimos con debilidad. La flor es el vínculo poético con la naturaleza. Esta flor representa esa brizna de hierba que crece entre el asfalto, esas plantas que nacen en las fachadas de edificios abandonados… la vida emergiendo en las situaciones más desfavorecidas. Allá donde haya un estímulo que ayude, la vida se expresa con todas sus virtudes.

 

La tierra que sustenta la flor, representa la metodología que Rolando creó para sostener la flor, es la curva fisiológica que se da en una clase de Biodanza, simboliza la nutrición y las enseñanzas que he recibido en este camino, por eso las letras, el significado más tangible del logo. Un nutritivo humus que sostiene todo mi quehacer, buscando la excelencia metodológica, sin perder de vista el rigor que Rolando Toro dejó escrito, inspirándome en la maestría transmitida por la escuela Hispánica, donde me formé. Al igual que la flor se sostiene en la excelencia metodológica, Biodanza en León busca la inspiración y metodología de los grandes maestros que me han acompañado.

 

El tallo de la flor es sinuoso, pues los caminos de la vida son inciertos, pero siempre nos conducen a la luz, siempre hay un destino para aquellos que se mantienen en su centro. Es un tallo curvo, que representa la fluidez necesaria para vivir un mundo donde abundan los mensajes arrogantes, los egos inflexibles y las posturas enfrentadas. Fluidez en el movimiento de nuestros cuerpos, que se transmite a nuestra forma de pensar y de actuar, para no entrar a las nuevas situaciones con la cabeza rígida y llena de prejuicios. Es un tallo flexible, porque ahí reside su fortaleza. Los más altos rascacielos o estructuras humanas, los más elevados árboles tienen gran capacidad de oscilar ante los vientos, en nuestro caso ante los vaivenes de la vida. Un tallo que nace y se nutre de la tierra, pero adopta flexibilidad y fluidez sin perder la raíz telúrica que lo sostiene.

 

Los pétalos de la flor son espirales, que representan el proceso de crecimiento y evolución, poder evolutivo que ofrece la Biodanza, con sus transtasis, saltos evolutivos en el camino de cada persona. Es el proceso de volver al mismo punto una y otra vez, pero desde un estado de conciencia diferente. La espiral está presente en dos conceptos que utilizamos en Biodanza; el macrocosmos (universo, galaxias), hasta el microcosmos, (átomos). Presente también en la naturaleza, es el código universal de vida. El proceso de transformación alquímica que se da en Biodanza es el viaje de una espiral, de dentro a fuera. Trabajamos con las fuerza de los arquetipos siempre de dentro de la persona hacia el exterior; Jung definió la espiral como el símbolo de la psique más profunda; y para hacer este viaje, muchas veces pedimos ayuda a los instintos. Una espiral, para mí, es la armoniosa conjugación de evolución, ecología, arte y transcendencia.

 

7 espirales. Porque el siete es el número del perfeccionamiento espiritual y material, el número donde se aúnan el cielo y la tierra, lo divino y lo humano, lo sagrado y lo profano. Es la suma de tres (la divina Trinidad) y cuatro, (los elementos de la naturaleza), es el número de la sabiduría y el intelecto. En la numerología, el número siete nos ayuda a descubrir nuestra unidad interior, haciendo desaparecer la disociación cuerpo-alma, una de las siete (de nuevo el siete), “disociaciones fatales” que describió Rolando Toro.

 

7 colores. El rojo, que nos habla de la sexualidad, del re-descubrimiento de nuestra identidad sexual, de lo masculino y femenino sagrado, de lo masculino y femenino profundo como dos géneros que se complementan y se necesitan. El rojo es, la filosofía cósmica, y en Biodanza, el transitar por Los caminos del éxtasis, un cambio del estado de conciencia que permite maravillarse ante la inconmensurable belleza de lo divino en lo humano, y la visceralidad animal de el retorno de Dionisio.

Naranja, la línea ontológica que lleva a cada individuo a la integración que surge de su identidad. Es la afectividad, asignatura pendiente de la humanidad, la afectividad como el más preciado patrimonio de los seres humanos. Naranja es la empatía, la capacidad de sentir lo que siente el otro. El árbol de los deseos, el presentimiento del ángel tienen color naranja… la solidaridad humana.

Amarillo, es el contacto, es la caricia, la posibilidad de comunicarse afectivamente desde la piel, descubrir que en la esencia de cada uno, la piel no separa, sino que une. Todo cuerpo que no es acariciado, empieza a morir, decía Rolando. Amarillo es el color que nos une sutilmente con el placer de una caricia afectiva. Es la calidez del agua en la Biodanza acuática, y la ternura que se transmite por las manos en Biodanza en masaje.

Blanco, es la vitalidad, donde bulle el quehacer humano, es donde se agita el caos, es el silencio, el tiempo Kairos, es el espacio donde se da la transformación alquímica que propone Biodanza. Es donde el hombre conecta con la naturaleza en Biodanza y neochamanismo, y con lo más profundo de la psique en Proyecto Minotauro. Donde late y vibra con todo su potencial el inconsciente vital. Es la elegancia del movimiento humano sin estereotipos, la lectura corporal, y donde reposan los misteriosos mecanismos de acción que se engranan en cada clase de Biodanza. Es la creatividad que se enreda en sí misma en el laboratiorio de creatividad.

Verde, es la esperanza, es la Biodanza infantil, la gran esperanza del mundo, es la educación holística o educación biocéntica donde se aprende bajo unos nuevos códigos de amor, respeto y relanzamiento de lo positivo. El verde está en la Biodanza clínica, en la acción social… el verde es el color de las riquezas naturales, donde germinan Biodanza, Identidad y los cuatro elementos, donde habita la ecología, que nace del amor. Verde es Biodanza y poesía, y verde es el principio Biocentrico de Rolando, y la Biología, de donde parten muchos de los postulados de Biodanza.

Azul, es el modelo teórico de Biodanza, la trama psicolólgica que se desarrolla en cada clase, un argumento donde es imposible de predecir un final. Azul es la metodología, el manejo de grupos, la gestión de conflictos, los recursos didácticos…. Y toda la música orgánica, con hilo conductor a la vivencia correspondiente, con una lírica, melodía y ritmo acorde al momento de la clase.

Violeta es la transcendencia, es la conexión entre el cielo y la tierra, entre lo sagrado y lo profano, entre el espíritu y la materia. Violeta es el renacer, la posibilidad de comenzar de nuevo, de transcender el propio ego; es el viaje a lo desconocido de la misión de los argonautas, es el misterio que envuelve la vivencia, imposible de transmitir con palabras al espectador. Es el círculo de los arquetipos, inspirado en la mitología, donde los arquetipos son lechos o formas donde corren, desde el origen de los tiempos, los fenómenos psíquicos del hombre. Violeta es el “misterium tremendum” del inconsciente numinoso que describió Rolando, ligado con Ars Magna, el arte magnífico, el arte de vivir. Las profundos y extensas aportaciones filosóficas en que se sostiene Biodanza, el misterio que envuelve el trance y la regresión y la fascinante profundidad arquetípica de Biodanza y tarot o Biodanza y arcilla.

 

Mi más sincero agradecimiento a mis dos amadas musas: Elisa, eterna nominada al premio nobel del amor, arquetipo de aquellas conductas y formas que deberían guiar a la humanidad. Mi agradecimiento, Elisa, por tu creatividad, por tu sabia intuición para plasmar todo esto en una bella imagen. Y a Jana, la niña de mis ojos, campeona mundial en apreciar y valorar los “colorines” de la vida, que inspira y llena mis días de inocencia.

 

Gratitud también a Yvette, amiga y “socia con alas”, por su excelente digitalización y su siempre buen hacer….

 


La Divina Comedia y Biodanza

He estado curioseando la Divina comedia, de Dante. Tiene 700 años de antigüedad, y es la descripción más antigua que se conoce de una crisis de madurez y su resolución. Me resuena mucho con el proceso que todos los que practicamos Biodanza hemos tenido o estamos teniendo.

“En medio del viaje de nuestra vida  -escribe Dante en el primer verso de su rica obra- , me encontré dentro de un bosque oscuro, porque había perdido completamente el buen camino.”

¿Os resuena con algún momento de nuestro transitar en la vida? Lo que sucede después es un relato interesantísimo acerca de las dificultades que encontramos en la madurez, vagando en el “bosque oscuro”.

Dante cuenta que tres bestias fieras le acechan, relamiéndose anticipadamente. Son un león, un lince y una loba, que representan, entre otras cosas, la ambición, el deseo y la concupiscencia. (Apetito desordenado de placeres deshonestos). En este punto, Dante se distancia de Biodanza y sus puentes hacia la recuperación del instinto.

Para evitar ser destruido por ellos, Dante trata de escapar subiendo a una colina, pero las bestias se acercan más y más, y en su desesperación Dante pide la ayuda divina. Su rezo es contestado por una aparición: es el fantasma de Virgilio, un poeta que murió unos mil años antes de que Dante naciera, pero cuyos sabios y majestuosos versos Dante admiró tanto que había pensado en el poeta como su mentor.

Virgilio trata de tranquilizar a Dante. La buena noticia es que hay una manera de salir del bosque oscuro, pero la mala noticia es que el camino atraviesa el infierno.

Y a través del infierno ellos siguen lentamente su camino, siendo testigos de los sufrimientos de aquellos que nunca eligieron una meta y del destino aún peor de aquellos cuyo propósito en la vida había sido aumentar la entropía (que todo va para peor, que todo se arruina o empeora irremisiblemente), los llamados pecadores.

 

Biodanza puede ser una manera de salir del bosque oscuro, si estás en él, o de no entrar, si no estás en él. Pero es necesario cierto coraje, enfrentarte a tus máscaras, sombras, pasado… escapar así de una vida vacía, no engrosar la entropía.                                                                                      

Dante y Rolando Toro, sin duda harían buenas migas….


Traducción Libro Minotauro

Esta traducción, este trabajo y este escrito lo realicé apenas acabé la formación del "Proyecto Minotauro", en Valencia, con Jorge Terrén. Tres años después, Maite Bernardelle hizo una nueva traducción y publicación del libro de Rolando.

 

Auto orgulloso, auto contento y agradecido a mis dos trabajos, que me apasionan, me hacen feliz y se solapan de dulce manera.... Durante todo el vernao, he podido traducir el libro de Rolando Toro "Projeto Minotauro. Abordagem terapêutica do Sistema Biodanca.", un libro que, hasta donde yo sé, no estaba traducido al castellano.

Una traducción que pensaba me llevaría varios meses, lo hice en apenas un mes.

A mitad de camino entre los dos módulos de la extensión "Proyecto Minotauro" que tengo el placer de formarme, esta traducción ha supuesto un fantástico viaje por las profundidades más viscerales de Biodanza, de la mano del mismo Rolando, un viaje por los emotivos ritos y ceremonias de iniciación, por la insondable y profunda imagen del laberinto como arquetipo, por el siempre reflexivo mito del Minotauro, por el conmovedor laberinto de nuestra existencia, por las emotivas transformaciones simbólicas del inconsciente, por los cambios bioquímicos y nerurofisiológicos que la Biodanza promueve, por la belleza incomparable de la poética de los instintos, y sobre todo, la conmovedora experiencia suprema, que tan bellamente describe Rolando y tan fielmente la experimentamos en Biodanza.

Y ahora, a preparar con renovada ilusión, alegría y profesionalidad, el inicio de curso de Biodanza SRT en León.

"Junta tus manos con las del elegido, enciende la semilla. Que se fragüe tu rostro en la arcilla que te contiene.... y repetirse por todas las mañanas del mundo." Pilar Acuña